¡Ay arlequín de milenios de lunas inmaculadas!

¡ay de los sueños ilustrados en vihuelas!

¡ay piropo divino, del alma mía que escapa!,

¡oh brújula de noches, a puntas de flechas albas!

racimo de fino cielo, nube fresca, curva y huellas de guitarras,

¡ay piropo divino, del alma mía que escapa!

voy a sembrarte un edén y hacer de la luz las palabras,

voy a quebrar este suelo, hecho de aves en cuerdas blancas,

voy a pulir este amor, soplando bardas de cielo,

voy a decirte mi amor, alzando perlas en tus ojos

podrán matar mi doctor, también enterrar mis palabras

pero jamás robarme el amor, que sale en enjambres de mi alma.

Tú lo sabes amor, que cuando estás se rompen todas las barreras

más el cielo se empuña, dilata y contrae entre mis tejidos dactilares.

Tú lo entiendes, y no es que el mundo no lo entienda,

que todo es poema y el mismo poema es cárcel,

una fila de barrotes atracados a mi vera

una tormenta de luz entre los ojos

un salmo bendito e infinito.

Tú lo sabes, y no es que el mundo no lo sepa,

que revolotean entre mis dedos, plumas de ángeles y cometas.

Tú lo sabes, y muchas veces te siento volar entre mi alma,

tú lo sabes cuando miras, y al mirarme entras,

cuando tocas mis umbrales y allí se abren las compuertas,

tú lo sabes, y no es que ellos no lo sepan,

debe ser quizás, quizás que ignoran,

que recorren tras mis ojos el infinito y las auroras,

tú lo sabes y no solo por saber,

sino porque formas parte de todo el amor insospechable.

A mis palmas buscarás, mil jilgueros de luz para adornarte

y sin querer encontrarás, encontrarás la paz y el amor que no soñabas.

cuando entres a mis sueños hallarás, una pluma ancorada entre mis huesos,

una barca, dos alas y un carril al infinito.

Buscarás mujer, tal vez en mí, la luz que no encontrabas,

y sin querer hallarás, todo el amor que tu buscabas.

A mis ojos buscarás, besar la luz que tu soñabas

y sin pensarlo tú serás, entre mi alma sueños albos.

Serás buscando entre mi alma, seremos alma

torrentes de luz manando entre los portales de luz.

Escribiré un poema sobre tus tiernos labios

Y la tinta dejará huellas en tu alma,

Voy a abrazarte sin pieles ni huesos

Sin lágrimas ni nostalgias,

La tinta dejará claveles en tu alma

Mientras, los átomos, jugaran a los besos.

Escribiré versos sobre tu piel callada

Y mis manos desnudas llegarán hasta tu alma,

Cenaremos estrellas en una noche galana

Y la luna será satélite de los cuerpos.

Caeremos del cielo nocturno a las brasas del mar

Y el mar hará fuego de la sangre,

Y la sangre será huellas en el alma.

El aire es un embudo sonoro de avenas,

Que se enjuaga en mi alma y juega con mi nombre

La noche, ella contrasta con los ejidos de luces

Y más allá hay crúor de palabras.

Más allá hay poemas que mis ojos arrancan

y en sus manos son soles, cuchillas del infinito.

La noche, la noche me traga navegando sus agujeros

Es una ballena de musas entre palpitos blancos y negros.

Yo soy de la noche, pero la noche también es mía,

La recorto con tijeras y el óleo la pega en mis bahías,

Yo soy de la noche, perdiéndome en sus montes de climas,

Y al ser de la noche, también ella es célula mía.

Hay un acanto en cada puerto

Y anclado allí en el mar un gran río.

Como aflato me miran las corpúsculos,

Una paloma de sonetos se embarca en mis ojos de tiempo

Y aleluyado me abrazo al  suspendido cielo alicante.

El sol es pradera de torbellinos, donde salen a jugar niñas luces,

Aquí no existe báratro, ni tormentas belígeras,

El amor se embalsama y bulle aquí en lo remoto del alma.

Mi mano de cálamo junto a mi verbo te atraviesa

Cerúleos mis átomos te enredan,

 serenas y calmas las ondas  beben del cáliz del campo de agua,

serenas y calmas se beben, nos bebemos a lo empíreo.

Aquí en el fatum una falange de feraces palabras nos derrotan,

Y mientras el favonio nos suspende, en este hálito permanecemos,

Entre el holocausto de soles y hécates de la perfección.

En el antro de luz aónides vienen, como madejas en Tíbar,

Ilapso e intangible me marcho por un limen de presea

Y mi ínsula de progne al lampo me sumerge.

El alcázar del arte es amplexo e ignipotente

Y al flagrar de mi alma anónima muto, me convierto en celícola,

Un nimbo y una alfombra de arrebol me transportan

La filis me consume en su misericordia divina

Y al tempo soy atlante sosteniendo vocablos y péndolas

Sosteniendo el universo poético de mi corazón de cisne.

Aún soy niño Señor

Y en tus altares encuentro

El cobijo sutil de tu abrazo.

Recorres el sabor de mi cuerpo

Cuando tu sabiduría bendice los hilos de mi alma.

Entras por mis poros como austro

Y aurifluo me alquimizas de raíz a cornea.

Del aula de los cielos tú te adjuntas y me siembras,

Aún soy niño Señor, y tu cáliz me alucina

Me arrebata tu fresno la vida y la devuelve

Y mi ser gélido y fútil se convierte en tu encanto.

Aún soy niño Señor, aún camino sobre nubes de pájaros,

Pero herido mi cuerpo te encuentra y confesado me eximes

En el golfo de mis penas, en las islas de mis llagas

Aún soy niño, pero ahí te encuentro Señor en el milagro.

Yo también soy el grito,

voces de estrellas en fuegos iluminados,

me paro ante la parca mentira de un mundo

y grito, por la paz que nos robaron

por los mares ensuciados,

por políticos de niebla, y el espacio ultrajado del traidor.

Fiera de lo salvaje, dejo rugir mi león en el aire,

Porque también soy el grito,

Yo grito por lo injusto,

Por lo indigno y bien mundano,

Por miserables pensamientos y economías de dolor,

Por muertes sin causas y mas causas sin luces,

Yo también soy el grito

Tempestad de las arenas y torrentes del sol,

Al final del camino grito

Mientras mi voz se hace al eco

Entre centenares de edificios duros sin la luz de las montañas.

Juntar vuestros labios y de apoco comernos la boca,

Mordernos el cuello, y que el amor nos cubra de su sangre,

Que la noche nos temple abrazados al firmamento

Y un puente de fuego nos lleve al infinito.

Juntar vuestros labios, morderte la boca,

Mordernos el cuello, y que el amor nos cubra de sus pétalos rojos.

Aullarle a la diana como lobo en celo, morderte los labios,

Y robar de tu boca el amor que refulge en tu sangre.

Crear un castillo entre la noche y el día,

Y robar de tu cuerpo gaviotas perdidas,

Soplar hacia el viento rosas de amores

Para mientras robar el corazón de tus flores.

Juntar vuestros labios y de apoco comernos la boca,

Modernos el cuello, y que el amor nos cubra de pétalos rojos.

Mirar hacia el cielo, juntar los planetas, cascarte las nubes

Lloverte mi alma cabalgando un cometa,

Morderte la boca, romperte los labios

Estallando en tu cuerpo mariposas de vida.

Esculpirnos infinitos en los óleos del poema

Y yo mientras rozarte mi bella sirena.

Morderte la boca, estallarnos los labios

Hacer del amor leyenda, abecedario.

Tatuarte en tu piel las alas del cielo

Y escribir estos versos en los ojos que muero.

Hacerme vampiro cobijado en la noche

Y mientras te muerdo hacerte tan mía

Vuestra ciencia inmortal entre la noche y el día.