Toda su poesía en mi contra
Guarda silencio preciosa del alma
me abstengo de tu canto seductor
lo que tú digas dilata el amor
y me acusa de amarte eternamente.
Las armas que toman tus ojos tiran
el peso de los verbos como un ancla
y balean el alma de adjetivos
que asedian la torre del corazón.
Pronto caeré en la extensa desgracia
de amarte y no tenerte aquí conmigo
¿qué martillo agitaría más fuerte?
Estoy adherido a su grata voz
pero ni las cadenas que me traban
ataran mi alma que la besa en sueños.
Autor: Iluminado