Ni Dios lo permita
Ni Dios lo permita
Ni Dios nuestro permita amada mía
que acaso mis placeres se desvíen
y de un amargo trago me conviden
el tiempo y el destino sin amor
nada quiera robarme tus remedios
alojados en firmes cicatrices
pavores de los años y el dolor
y siempre las horas nos pertenezcan
para hacer de este mundo nuestro mundo
y que nadie nos pinche la ilusión
sean tus ojos luz de mis mañanas
remiende tu abrazo mi corazón
que se me fue gastando poco a poco
caduco entre los hombres sin amor.
Autor: Iluminado