Legado del alma

26.03.2015 19:41

Legado del alma 

 

Cuando llega el verano

se que llegas con el amada mía,

en los rayitos de sol que florecen en los canteros

que por entonces eran tristes madrigales sin ti

se descubre tu corazón donando el paraíso.

Ya las tramposas lágrimas del otoño han sido

al  igual que la manga glacial de los inviernos

donde triste te esperaba, desparramado entre la hierba seca

flemática el alma, buscando incendiarse contigo

con mi rostro recostado entre las manos

y mis ojos flechados en el arte de los cielos

con dos alas simuladas en la espalda

trazadas, por algún duende que osó cantar conmigo.

Allí donde te espero, detenido en el tiempo

como una estatua eterna soñando contigo

de bruces al suelo, mi corazón hace raíz y se une a la tierra

allí donde te espero, arden las cenizas

de los alisos que traes sobre tu cuerpo

busco beber el fuego,

¿y quién pudiera asegurarnos que este cáliz,

a la vez de mil veranos despliega la primavera?,

entonces, cuando el telón del escenario se levanta

vuelvo animar mi alma

seducida por tu amor clemente

que se escurre como el agua divina,

se que has llegado entonces

cuando ni la propia muerte me habéis vencido

y en tus labios encuentro una luz sin runa

que me trasforma en su infinito.