Zumbidos del silencio
Zumbidos del silencio
Tu voz, tu ardida voz
-Grito suave de tormenta-
Sonó al monte yermo,
La dádiva de mi esperanza,
Sonó como el jilguero
Que al trino abraza la noche buena
La noche que se sirve
Adornada, tras la pena que choca al corazón
Cual perlas fosforescentes
Parpadeando en el silencio.
Así los ojos volaron con ella
Y en ellos tu alma abrevió el edén.
Batieron sus alas los sueños distraídos
Y unas manos de pulpo,
Como brazos de un velero
Se fueron de mi cual luz
A tararear en ella
La constelación de un verso.
Y deglutiste esa loca imagen mía
Yo me evapore como nunca
Deslizándome en tus manos
Al mágico misterio
Hubo una pausa profunda,
Nos destilamos en su lluvia
Y fértil se observaron
Desde los puntos más remotos en perspectiva
Las praderas de vuestro amor inmortal.
Iluminado
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