Valga la dicha de un segundo ido
Valga la dicha de un segundo ido
Me va absorbiendo, ¡arenas movedizas!
El bruno pantano que me sotierra
en celdas fundadas por tu recuerdo
empapado de tu alma igual al viento
que al frotar las cenizas urge el fuego,
intuyo así lo bello y lo feroz
que pude hacer el amor cuando brilla
o este amor que sin quererlo se apaga.
Así a veces esto de andar amando
nos lleva por carriles infelices
de un llanto abrumador que nos devora,
aunque, ¿por qué negar que todo amor
es hermoso mientras sigue su ruta
y la dicha de un segundo es eterna?
Autor: Iluminado