Laberinto a la paz
Relato inspirado en la historia de los premios nobel
Laberinto a la paz
El señor Invincen bajaba todas las noches al sótano. Se lo veía deslizarse de manera silenciosa, entre los escalones de aquella vieja escalera, que simulaba la forma de los caracoles. Algunas fórmulas matemáticas se dejaban fluir en el recinto. Se lo percibía-por el acento en sus ojos- perfectamente concentrado entre la naturalidad de la noche.
Invincen, había asistido a las mejores universidades, donde pudo perfeccionar sus hipótesis científicas, las mismas que ese legendario día resultaron fiables.
Después de más de un año, entre pruebas y repuntes, la mezcla química dio resultado. Invincen había creado la termoestita, un explosivo letal para abordar cualquier yacimiento de minerales. La algarabía del momento fue impensada. Los medios y periódicos, no tardaron en distribuir la noticia por aquí y por allá, a lo largo y ancho del globo terráqueo.
Muchos de los personajes reconocidos pagaron cuantiosas cifras de dinero por su última invención. El científico logró obtener una gran suma monetaria que lo hizo millonario.
Luego de un tiempo, el teniente al mando del ejército, un tal Mediocrit, tomó de su crédito el descubrimiento, para desparramar la guerra en las arterias del mundo.
Muchos hombres fueron abatidos por aquella peculiar mezcla de químicos. Invincen- ya incomodo consigo mismo- comenzó a odiar su fortuna, pues se llevaba a cuestas el precio de la humanidad.
Nunca se hubiera imaginado creando un arma infernal, mucho menos la muerte misma.
Pensó durante largo tiempo- días enteros- hasta arribar a una idea reconfortable. Donaría toda su fortuna, con el propósito de encontrar a las personas más capaces-destinadas a cambiar la Tierra- en las más amplias de las disciplinas.
Allí surgieron los guerreros de la paz-con plumas, propósitos, y experimentos- todos, sumamente consagrados a la lucha de los días, que buscaba el cambio de los continentes- así como la luz barriendo los reflejos de la oscuridad- ante un mundo explotando en erupciones, de desprovistos pensamientos divergentes.
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