Gema
Gema
Dadme tus manos, perpetua mía
sobre ellas asciende el imperio del ardor
el corazón escala a la cumbre de tus ojos
y se lanza sin miedo a las colinas, dador heroico de sangre celeste
donde el aura es una brisa que acaricia sin final,
tu alma se yergue, insólita e inédita criatura del mundo
como la flor nunca antes descubierta
y soy ante tu ínfima hermosura
un esclavo eterno de tu poder omnisciente.
Gema, siempre en ti buscaré la luz glamorosa
donde enjuague mi ser etéreo
sus lágrimas sin balance,
el destino es un pirata inclemente del mar de lo viviente
que huye de las palabras que explotan entre mis labios
un extranjero insulso en tierras del amor inmenso
que se lleva entre sus redes toda vitalidad contigo
no hade saber el feligrés de lo sin ley
que sin tu cariño, sin tu presencia, tu otra mitad fallece,
Gema, te gritaré al tornado de viento donde todo confluye
¡oh el doloroso dardo de la angustia!,
¡oh el látigo enfurecido señalado al corazón!
Piedad ante mí, locura filosa ante la sangre
¡oh misericordia!, por favor clemencia
o moriré sin respirar su fragante preciosidad.
Autor: Iluminado