El increíble hombre verde III
Estimado compinche:
El colmo de los chistes ha sucedido. Pretenden manchar mi nombre asegurando que estoy loco. Patrañas amigo, patrañas para despistar. Jujajaja. Perdón que me ría solo, desde la alteración bioquímica que todos me han abandonado. Falsos amigos. Mi camarada, hace rato llevo mirando por la cortina entre la tenue luz y la oscuridad. La mitad de mi cuerpo está apoderada por completo, todo acontecerá tempranamente, como decía en mi última carta ellos vienen por mí, veo sus sombras moviéndose por tierra debajo de la luz que estornuda la luna gorda. Tú sabes de lo que hablo. Esto es el fin. Ellos o yo o nadie más. Puedo sentir las turbinas. ¡Amigo! ¡Están forzando la puerta! ¡No me puedo mover de la silla! ¡Estoy petrificado! De haber sabido que eran Meduza, podrías habérmelo avisado, seguramente tendría una oportunidad. Me hubiera gustado que me contestaras alguna de mis correspondencias, para cuando des lecturas a estas, las más desesperadas líneas de una muerte anunciada, habré caído. ¡Malditas armas de juguete! ¡Son puro ruido! Me resigno a morir, pero jamás dirá la historia, que el increíble hombre verde no ha sido valiente. ¡Aaaaaggg!, ¿para qué son esas pinzas? ¡Extraterrestres infernales!…
El increíble hombre verde