El alma de la paz

03.09.2013 19:46

El alma de la paz

 

La paz tiene los ojos de un niño

la querella de un diablo,

la mirada de un ángel.

Su cuerpo es santo, si,

esta hecho de cielo enfurecido y calmo.

Tiene el corazón lleno de misterio

con sus alas enraizándose al corazón del mundo.

La paz es invisible, pero a la vez tan árbol

que pareciese reverdecer al alto,

agitarse como bandera triunfal en los brazos del viento.

La paz lleva el camino transparente,

las pupilas de un ángel en las palmas de Dios.

Es como una mujer noble y sustanciosa

un ser que nace para prodigar la vida.

Su preámbulo, astro rey en al alba,

asoma su rastro cada vez que la luz es lenguaje.

Luego la paz tiene huesos de hombres,

y tiene tierras, las tierras del mundo,

y tiene átomos, esbeltas células,

perímetros, geometrías, geografías del amor indescifrable.

Si, el alma de la paz es el amor,

aquel señor constituido de palomas blancas

aquel fénix de artesanal armadura,

si, verdad, grandiosa verdad,

el himno de la paz es el amor

ese mismo sol que alumbra la cara oscura del orbe,

el que se hace amigo,

ese hermano sin sangre, ese bastón sin filo.

El espíritu de la paz,

la voluntad, sus extensiones,

todo es amor en alquimia.

¡Oh señora!,

 ¡oh señor de fuego claro y alma!,

misericordia, piedad,

paz y amor juntaos de la mano

en el verbo de un santo poema,

y los dos sean sublimes almas gemelas

que como un bastión os ampare

y como unas lisonjas  barran las guerras del cosmos.

Que no habrá unión más perfecta

que aquella que se acontece entre dos infinidades.

 

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